TRAVESÍA POR LA FAJA DE LAS FLORES,

 

Actividades pasadas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

GÓRIZ Y CAÑÓN DE AÑISCLO

27 de Septiembre de 2008. Faja de las Flores - Góriz.

En un ambiente ya casi otoñal, y tras jornadas sin pisar estas montañas, realizamos esta salida en el parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
El viernes por la noche, nos reunimos todos en Torla. Pedro, como siempre, llega el primero y con gesto risueño nos da la bienvenida a todos, viejos y nuevos que se suman a esta pasión por la montaña.
Cenamos en “la Brecha”, todo un lujo, en una actividad de montaña, tras la cena paseamos por el casco medieval de Torla, antiguo pueblo de pastores y rebaños, donde sus casas y corrales de piedra hoy se reconvierten en funcionales servicios para el turismo. Terminamos en la Iglesia, rodeada de jardines en lo alto de una roca, que de día proyecta su silueta sobre los farallones de piedra del Valle de Ordesa.
Nos acostamos en “Lucien Brient”, cómodo, limpio y un poco estrecho, y esta noche – siempre la primera noche cuesta coger el sueño - velamos sin ronquidos.

Antes de amanecer, estamos en la calle, hace calor y llovizna en la oscuridad.
Tras un buen desayuno, entre dos luces nos dirigimos en coches a la pradera de Ordesa. Amanece y la niebla espesa nos impide ver las paredes verticales del valle, tan solo podemos ver unos metros por delante de nosotros, la niebla es muy cerrada y escupe agua sin cesar.
Retrocedemos unos cientos de metros hasta el cartel que señala el espolón del Tozal del Mallo y el Circo de la Carriata y comenzamos a ascender por la izquierda del valle.

1Con un paso firme y pausado nos internamos en el bosque húmedo y espeso por un sendero bien marcado entre hayas, abetos, fresnos y bojes; cada especie se abre camino, asciende recta y vertical y lucha por sobrevivir en este paraje. Continuamos durante más de una hora ganando altura paso a paso, mientras vamos dejando los arboles frondosos que dan paso a los pinos negros, guardianes de la montaña. Pasamos el paso vertical de la Fajeta, debido a la niebla no nos impresiona y tras una breve trepada ascendemos a un collado. Más arriba de los últimos pinos aparecen agostados tallos de lirio silvestre y sobre ellos, resecos tallos de gamones. En el collado aparecen las primeras flores de nieve- Edelweiss- última planta de altura que encontramos.

1Giramos a la derecha y tras un breve ascenso entramos en el angosto sendero de la faja de las Flores. Seguimos sin ver el valle, estamos contentos, pero la niebla que nos engaña para soportar el vértigo nos impide contemplar la grandeza vertical de este valle, sin duda el más grandioso de España.
La Faja de las Flores es un paso estrecho, un camino sobre la pared de piedra del valle, situado a unas tres cuartas partes de la altura total de valle. Tiene una caída vertical de más de mil metros, y con buen tiempo las vistas sobre todo el valle son impresionantes. Aunque la senda es estrecha, no necesitamos más amplitud y no es demasiado expuesta. Con buen tiempo no tiene ninguna dificultad.

1Uno a uno seguimos toda la Faja, atalaya del valle, que se curva hacia el valle alto de Cotatuero, donde termina esta impresionante senda.
El sol lucha a muerte con la niebla. Y al final la luz puede con esa cortina de humo húmedo que nos ha perseguido hasta aquí. El cielo azul se abre y surgen ante nosotros frágiles montañas de tierra, avanzamos hacia el norte por dos planicies secas, balsas de hierba, sumideros planos que recogen la nieve y el agua de las cumbres y que luego la filtran para surgir de nuevo sobre la gran cascada de Cotatuero.

1Frente a nosotros divisamos la Brecha de Roldán (2.807 m.), gigantesco desprendimiento de la pared calcárea, a su izquierda la falsa Brecha con el dedo que simula un único diente en una mandíbula de piedra desencajada de un gigante, a su izquierda asequible el Taillón(3.146 m.) y más a su izquierda los Gabietos (3.096 m.). A la derecha de la Brecha está el Casco de Marboré (3.012 m.), más vertical, y en su base la cueva helada de Casteret.
Giramos al este, y pasamos por un collado entre el Pico Anónimo y el pico Descargador, entre paredes de tierra, bordeamos otra balsa sin agua y vigilados por esquivas parejas de marmotas – tímidos peluches de montaña- descendemos a Góriz.

1Góriz es un emblemático y viejo refugio de montaña. Por aquí han pasado generaciones de montañeros con una chispa de locura y grandes dosis de esfuerzo y valentía. Refugio mítico y acogedor donde siempre se respira un auténtico ambiente de montaña y algo de olor a sobaquillo.
Tras una cena sobria pero digna, donde un ratón nos mira con envidia desde la repisa de madera del comedor, nos vamos a las viejas literas, donde esta noche sí hay un auténtico concierto de roncadores.

28 de Septiembre de 2008. Góriz - Cañón de Añisclo .

Antes de amanecer estamos en la calle, en lo alto del cielo las Siete Cabritas (Pléyades) brillan en el frío de la noche. Será un buen día pues el cielo está estampado de estrellas.

1Tras el desayuno con la mochila a la espalda se abre la claridad del día y comenzamos a caminar hacia el este siguiendo las marcas de GR 11, o senda Pirenaica que atraviesa el sur de la cordillera desde el mar Mediterráneo hasta el Cantábrico.Bajo nuestros pies a la derecha vemos la curva del cañón de Ordesa; el comienzo de este valle glaciar que parte de la Cola de Caballo, salto de agua que desde aquí no vemos. A nuestra izquierda, dorada por los primeros rayos de sol, la Torre de Góriz , detrás, como la quilla de un barco invertida, la Punta de las Olas, y tras ella como tres mástiles con su velamen, las Tres Sorores (hermanas): el Soun de Ramón (o pico Añisclo), el Monte Perdido y el Cilindro. Tres cumbres mágicas de más de tres mil metros varadas en el centro de la cordillera.
Tras superar el collado de Arrablo, entre Punta Custodia y la Torre de Góriz, comenzamos a bajar hacia el barranco de la Fuen Blanca. Caminamos por un sendero cómodo y algo aéreo y descendemos al valle tapizado de hierba donde comienza a saltar el agua plateada de las primeras cascadas.
1El valle se va abriendo y antes de desembocar con el Barranco de Añisclo desde lo alto de unas peñas - el Mallo Oscuro- como una cola de caballo blanca y rizada surge un abundante caudal de agua del interior de la montaña que se precipita desde lo alto sobre la piedra en la confluencia de los dos barrancos.
Aquí van desapareciendo los últimos pinos negros que dan paso a los árboles frondosos. Añisclo se abre como un tajo salvaje ante nosotros. Paredes verticales escoltan al río Bellós que se precipita una y otra vez con toda la fuerza de esta naturaleza bella, exuberante y salvaje. Aguas verdes, azules, transparentes, corren con furia y dan sonido y vida a un bosque verde, y exuberante donde conviven en armonía árboles de distintas especies.

1El sendero descendente es, alegre, seguro y deleitoso (como dijo una vez fray Luis). A cada paso absorbemos vida y calma de este bosque encantado y nuestra pupila no deja de gozar de esta luz transparente y clara en un ambiente lleno de vida. Desde lo alto de peñas infranqueables nos observa una pareja de quebrantahuesos con su vuelo rítmico y pausado, en las pozas de aguas claras nadan tranquilas las truchas.
Dejamos atrás varios barrancos a nuestra derecha (La Pardina y Capradiza) que añaden más agua a este río Bellós que se precipita una y otra vez en pozas y cascadas.

1Otro torrente mayor, el río Aso suma con sus aguas el caudal, bajo el despoblado de Sercué que cuelga en lo alto.
El cuerpo se relaja y el alma se entusiasma cuando vamos llegando a su final.
Una imagen de la Virgen de Lourdes y dos puentes de vértigo: medieval y moderno ponen fin a la travesía.
Poco antes, una ermita colgada en la roca cubre la cueva donde vivió San Urbez, santo francés, que hace más de mil años se retiró del poco ruidoso mundo de su época a estos salvajes parajes. De sus lágrimas dice la tradición brotaron estas aguas. A El nos encomendamos en una última mirada sobre el valle.
Que El nos acompañe en nuestro ruidoso mundo y cuide este valle escondido como un diamante y verde como la esmeralda, y proteja estas montañas de la codicia de los hombres.

E H A